La planta, al tener que sobrevivir en condiciones especialmente inhóspitas, ha desarrollado sustancias biológicamente activas especiales que le ayudan a resistir de la mejor forma a los factores ambientales de estrés.
Estas sustancias poseen un elevado poder tónico y adaptógeno: en efecto, ayudan al organismo a reaccionar a situaciones de estrés y a contrarrestar el cansancio físico y mental. Además, permiten aumentar la resistencia: la Rhodiola rosea es, por tanto, especialmente apropiada en caso de cansancio físico y disminución del rendimiento deportivo, para reducir la percepción del esfuerzo y aumentar las prestaciones. Resulta, asimismo, una ayuda válida en caso de fatiga mental, puesto que aumenta la memoria y la concentración y mejora el estado de ánimo y la autoestima, actuando sobre la liberación de serotonina, la hormona del buen humor.